Dentro del mercado de la cebada, en la planta baja, en un rinconcito no muy visible pero muy gratificante descubrirlo.
Con acceso universal, apenas hay ruido, muy tranquilo, buen ambiente.
Solo posibilidad de sentarse en la barra con taburetes altos.
Vermut con bastante cantidad y tapa delicatessen.
Venden al público botellas de vino, vermut.......
El precio es económico con la cantidad y calidad que se oferta.
Un lugar para repetir.